Basándonos en años de experiencia con los trastornos alimentarios (TA), el tratamiento más adecuado es el que trata los aspectos que dan origen al trastorno, en lugar de centrarse en el síntoma de manera aislada. Sin lugar a dudas, la terapia EMDR logra este objetivo, ya que funciona yendo a la raíz del trauma, donde comenzó todo, y reparándola. Cuando hablamos de trauma en los TA, no hablamos solo de acontecimientos traumáticos, sino también de apego y de traumas del desarrollo, bastante habituales en estos trastornos. El protocolo de EMDR para los trastornos alimentarios ayuda a mejorar el modo en el que entendemos estos trastornos y reduce el tiempo de recuperación de las personas que los padecen. Este protocolo combina el trabajo con trauma, apego y disociación. Estos tres campos están conectados en la base de estos trastornos y deben trabajarse para lograr resultados positivos a largo plazo. El protocolo se desarrolla a lo largo de las ocho fases de tratamiento y se centra en tres puntos básicos: • Identificación y organización del mundo interno de la persona • suavizar las defensas • Procesamiento de los diferentes traumas (T grande, t pequeña). El objetivo final se logra con la integración del mundo interior, a través del reprocesamiento de los traumas que originan el trastorno.
Presented By:
Natalia Seijo, Psy
